Definición
de dolor
Dolor es un término que
procede del latín y que señala una sensación molesta, aflictiva y por lo
general desagradable en el cuerpo o el espíritu. Puede tratarse,
por lo tanto, de una experiencia sensorial y objetiva (el dolor físico) o
emocional y subjetiva (el dolor anímico).
Todos los seres vivos que cuentan
con un sistema nervioso pueden sentir dolor ya sea por una causa
interior o exterior. La función del dolor es alertar al sistema nervioso sobre
una situación que podría generar una situación lesiva para nuestro organismo.
Pero... ¿Por qué sentimos dolor?
El dolor es básicamente un
sistema de aviso muy complejo y sofisticado que en ocasiones desencadena una
situación de estrés que nos hace reaccionar ante una posible agresión del medio
o ante una enfermedad.
Capaz de transmitir información
de forma muy precisa, nos avisa de que algo no funciona bien o nos alerta de
algún peligro para nosotros, y con ello intenta asegurar nuestra supervivencia.
De hecho, el dolor es una
herramienta evolutiva de los seres vivos más desarrollados, considerando
también evolucionados al resto de animales y plantas que pueblan nuestro
planeta siempre dentro de dicha escala.
Dicho esto, ¿podríamos pensar
incluso que el dolor es algo bueno y
que lejos de temer el padecerlo lo podríamos considerar nuestro aliado?
Mi opinión personal es que si. Incluso en las ocasiones en que
hechos tan desafortunados como pueden ser, un golpe en un tobillo contra un
escalón, podríamos contemplar el dolor
como un buen funcionamiento de nuestro sistema nervioso y un buen
funcionamiento de nuestro cerebro en el momento de reconocer una situación de
peligro ante una posible lesión, por no hablar de los dolores internos que nos
pueden alertar de enfermedades contraídas de diversos tipos y que, de resultar
persistentes nos obligaran a consultar con los profesionales adecuados.
Raquel Sánchez Vallejo licenciada
en psicología clínica por la Universidad Complutense de Madrid http://www.psicologatorremolinos.com/
nos dice que tengamos en cuenta estos cinco puntos:
-
Importancia
del dolor
-
Escuchar
a tu cuerpo
-
Dolor
como aliado no como enemigo
-
No
silenciarlo sin más sino intentar comprender el mensaje
-
Ir a la
raíz profunda del problema, ¿qué te dice tu cuerpo?
Repasando estos cinco puntos que
nos deja Raquel Sánchez, nos damos
cuenta de que no hay nada más perfecto que nuestro propio cuerpo y que podemos
escucharlo a través de nuestro cerebro.
Quizá podríamos contemplar el dolor como un
sistema de comunicación entre las distintas parte de nuestro cuerpo y nuestro
cerebro de forma que podríamos saber en todo momento cual es el estado de salud
y seguridad física y mental que tenemos. Además, también, podríamos verlo tal
cual, sin darle más importancia...Quizás entonces pudiéramos dejar de sufrir
por un dolor excesivo siempre que le prestemos la suficiente atención para
entender que necesitamos la ayuda o no, de
especialistas adecuados para cada situación.
Las terapias alternativas en este
sentido cada vez tienen más relevancia. Nuestro cuerpo necesita atención en lo
concerniente a lo físico pero sin olvidar que somos algo más.
La terapia complementaria Reiki puede ayudarnos a paliar el
dolor de forma muy efectiva. Siempre
teniendo en cuenta que Reiki no sustituye ``nunca´´a la medicina tradicional ni a
ninguna otra alternativa.
Reiki
equilibra el cuerpo, eliminando bloqueos energéticos. De esta manera, el mismo
cuerpo trabaja activamente para eliminar el dolor. Los analgésicos están ahí
para cuando los necesitemos, nadie nos los va a quitar pero no necesariamente
tenemos que estar enganchados a ellos.
Uno de los principales beneficios de reiki es que
produce una armonización completa en las distintas esferas del ser humano.
De este modo, se estimulan y despiertan las fuerzas
internas de autosanación, se equilibran los centros de energía
y las funciones metabólicas del cuerpo, disminuyen los dolores musculares y las
tensiones, y se liberan las emociones reprimidas.
Reiki
fortalece y armoniza el sistema inmunológico, Ayuda a que recarguemos de energía y a
incrementarla y de esta manera conseguir un cuerpo más saludable. Esta técnica
no adhiere a ninguna creencia, ni dogma, ni doctrina, es una experiencia que
puede sumarse a las creencias y rituales de cada persona, y de la cual obtendrá
numerosos beneficios, entre ellos relajación, calma mental y serenidad,
equilibrio metabólico y alivio de dolores crónicos, entre otros.
Tu
mente es un instrumento. Aprende a ser su maestro y no su esclavo.
Como siempre,
recomiendo que la terapia Reiki debe ser aplicada por un profesional.